Me gustó el título que encabezaba la crónica de TTN de lo ocurrido el pasado fin de semana en el I Pringón & Roll Festival, ¡Volveremos!, decía. Pero aún me gustó más que se celebrase el evento en sí. Y no porque sea un ferviente seguidor del estilo de música del que pudieron disfrutar los asistentes al mismo, sino porque un grupo de jóvenes con las mismas inquietudes ha sido capaz de poner en pie una idea, madurarla, solventar los obstáculos, que seguro habrán tenido y por último, llevarla a buen puerto.
Al igual que no me gusta ver las calles de mi pueblo los días de fiestas llenas de basura, fruto de la desidia de los transeuntes que tratan la vía pública como si fuese un vertedero, muchos de ellos en este rango de edad, lo que está bien, hay que ponerlo en valor.
No nos cansamos en ocasiones de tachar a la juventud de inmovilista, a los que hay que darle todo en la mano o a los que se dirigen actividades en las que finalmente no participan. Esta vez no, esta vez ellos se lo han guisao y ellos se los han comio.
Y ahí ha estado la clave del éxito, han creado algo que lo han hecho suyo, en ellos recaía la responsabilidad para que al final terminara con éxito y para lo que había que trabajar, mucho seguramente, porque eventos como este no se organizan solos.
Además han contribuido a crear una actividad altamente demandada en la localidad, música en vivo de un determinado estilo, dándole la oportunidad de conocerla mucha más gente. Se han dado a conocer los grupos asistentes un poquito más y han hecho que Torrejoncillo sea un lugar de encuentro para amantes de esta música de otros lugares.
Pues como prometéis, volved, volved porque se os espera.
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