domingo, 14 de septiembre de 2014

Una mañana por la sierra

En el Olmo de Villa del Arco
Hay gente que disfruta del deporte sólo con practicarlo, otros que piensan en él desde una faceta más competitiva, entre estos dos extremos tan distantes nos encontramos todos. Si os soy sincero, estoy más cerca de los segundos, pero con el tiempo me voy moderando. Lo que tengo más que comprobado es que no funciono sin un objetivo en el horizonte, eso de salir a correr (en mi caso) por salir, qué sé yo... 

El objetivo que me he marcado ahora es el mismo que tiene la mitad de mi pueblo, bueno, quizás me he pasado un poco, pero un buen puñado de ellos sí, el maratón “Pueblos de los Artesanos” en alguna de sus variedades, yo me voy a conformar con el Mini Maratón, 27 kms por montaña. 

No es el primer año que compito, es más, creo que he participado en todas las ediciones, o a lo sumo, lo he dejado de hacer en una de ellas. En todas me ha pasado lo mismo, acabo como el rosario de la Aurora, con tirones y dolores desde las uñas de los pies hasta el último pelo de la cabeza y más tiempo andando que corriendo. 

Con estas premisas, este año decidí empezar un mes antes a prepararla, adentrándome en la montaña al menos un par de veces o tres antes de la competición. La última incursión la hice el pasado sábado con la saga de los Moreno (David y Pepe), más de dos horas y sabéis qué, que disfruté, disfruté de lo lindo, a pesar de llegar medio muerto. El Castillo, los paisajes, los cortafuegos, los valles, la Silleta, el Arquillo, el pinar del Pedroso, el entorno que nos rodea a tres pasos de casa. Y todo esto sin competir... 

Me debo estar haciendo mayor.

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